Hace años que sigo a la empresa americana KiwiCo Crates (cajas de ciencia o STEM) y esperaba la oportunidad personal y económica para pedir algo para mi hijo. En Diciembre de 2019 (el día 7) me decidí a hacerlo para tener el regalo para Reyes (6 de enero).

Compré un bono de regalo de 3 cajas que llegarían una cada mes en los subsiguientes meses (final de diciembre, enero y febrero). Pacientemente esperé dos semanas y aquí no llegaba nada, así que fui a buscar los emails del pedido para buscar los códigos de seguimiento del paquete. Aquí es donde empieza la aventura.

Tras encontrar el código y clicar, me lleva a un mensaje que dice "el paquete ha sido enviado". Punto. Pensando que se trataba de un error, intenté buscar ayuda en la web donde sólo hay una página de FAQ o preguntas frecuentes en la que no hay ninguna información por si algo sale mal. Tampoco hay ninguna página de contacto o de información relevante para dar con ellos. Finalmente, volví al email y encontré un correo al que dirigirme.

Escribo al correo y pregunto qué pasa con mi pedido, por qué no ha llegado, dónde está o cómo puedo localizarlo. A todo esto, la respuesta (absolutamente prefabricada) de una chica del Customer Care (qué risa, cuidado de cliente dice...) es que el pedido fue enviado el 16 de diciembre (yo lo pedí el 7) y que el tiempo de envío son de 7 a 14 días. Además, me indica que para pedidos en Europa, una vez que el paquete sale de las instalaciones en California, no pueden hacer el seguimiento y que ya todo depende del servicio de correo local.



Aquí empieza un intercambio de emails en los que les digo educadamente todo lo que me parece el tema, especialmente el desentenderse de esa forma en el proceso de envío que supone el 50% de su producto. Básicamente, si no llega el paquete, no hay tema pero tú ya lo has pagado por adelantado.

Otra semana pasa y se cumplen los mentados 14 días. Me dicen que si no me llega antes del 14 de enero (¡14 DE ENERO!) que vuelva a escribirles para que puedan investigar qué ha pasado y me sueltan la misma respuesta prefabricada del anterior email. Les digo que el 14 ni de coña y ¡oh! bajan hasta el 6 de enero (aunque sigue siendo insuficiente).

Tras toda la primera semana de enero mirando el buzón por si Correos deja un aviso o algo, obviamente el paquete no ha llegado. El día 7 procedo a poner una reclamación (en realidad un email con la misma "experta" que me ha atendido durante un mes porque no tienen servicios de reclamaciones) que tardará horas en responder debido al cambio horario (como así ha sido).

Yo ya no quiero el producto. Ya no quiero saber nada de ellos. Lo que quiero es que me devuelvan mi dinero y me parece que eso va a ser un difícil de conseguir porque, ¡qué casualidad! al entrar de nuevo en mi área de usuario veo que la primera caja figura como entregada y la segunda como enviada.




Días después de mi primer contacto con KiwiCo y mientras esperaba, se lo comenté a un amigo que también se había interesado por ellos. Me dijo que había pedido 6 cajas y que había recibido sólo 3 (en realidad dos porque una estaba repetida). Me quedé de piedra y en ese momento me di cuenta de que mi caso no era el único y empecé a buscar valoraciones y reseñas.

KiwiCo Crates funciona muy bien DENTRO de Estados Unidos. Por lo visto, allí lo petan. Pero cuando buscas opiniones, te encuentras dos espectros muy claros: 5 estrellas (excelente) y 1 estrella (desastroso). Y qué curioso, las opiniones de una estrella son, generalmente, de gente de FUERA de Estados Unidos que no ha recibido sus cajas, que las ha recibido muy tarde, repetidas, que se quejan del servicio de atención al cliente, etc. ¿Te suena?



Voy a ir actualizando con lo que vaya pasando. Pero dado que no he visto ninguna opinión en español, me parecía importante alertar de los fallos de este servicio para evitar que otros caigan en el error en el que yo caí.

ACTUALIZO: Después de un mes pidiéndoles explicaciones y la devolución del dinero, he conseguido que me contesten. Me dicen que en el plazo de una semana me devuelven el dinero. Esto todavía no se ha producido, pero igualmente notificaré cuando suceda.

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ENGLISH

If you are thinking to buy a KiwiCo Crate and you live outside the US, I seriously advice you not to do it. At this moment (January 2020) they don't have an international shipping company. Once the package has left US soil, you have no way to know where your order is. They only tell you that "now it is a metter of your local postal service" which results in a huge amount of internacional orders missing, not arriving on time or at all and endless emails with their customer departmen that suggest you to wait a little bit more. 

After complainig A LOT, I have managed to have a full refund within the next seven days. We will see if this is true or not.

Hace unos días me encontré este texto que escribí hace dos años. Estaba pensando en disfraces para Halloween y al releerlo pensé en que era muy propio. Hay personas que llevan el disfraz todo el año.

El Abrigo Rojo

Como todos los días, llegué temprano al colegio. Dependo del autobús y la combinación para recoger a mi hijo es nefasta. Aunque era enero, el tiempo no era malo. En Alicante raramente lo es. Estuve sentada en un banco de piedra durante 25 minutos mirando el teléfono y observando a los demás padres llegar.

Por detrás de mí llegó una madre: abrigo rojo de paño con corte de capa, botas negras de ante por encima de la rodilla (tacón de aguja, por supuesto), boina negra y bolso de marca con asas cortas para llevar colgado del codo. "¡Qué estilo!" pensé.

En ese momento, sentí envidia. Miré mis zapatillas viejas y desgastadas, pantalones descoloridos, chaqueta acolchada carente de gracia... Desde la distancia, el césped del vecino siempre parece más verde.

Ella iba hablando por teléfono. Al principio estaba un poco lejos, así que sólo la veía gesticular. Movía mucho la mano que tenía libre y, según se acercaba, empecé a oír lo que decía: "...va a pagar todo lo que concierna a su hija. Siempre pasando de ella, igual que de sus otros hijos... voy a sacarle todo lo que pueda...".

Y allí sentada, con el culo congelado, aquella madre aparentemente perfecta me dio pena. Sí, tenía mejor aspecto que yo. Sí, estaba más delgada. Sí, venía de la peluquería. Y sí, llevaba puesto encima mucho más dinero del que yo tenía en mi cuenta corriente. Pero me dio pena ver que, a pesar de todo ese disfraz, era una mujer infeliz, peleando por los derechos de su hija. Esa fachada de perfección escondía horas de soledad y amargura. Quién sabe, quizá también la vida de una caza fortunas.

Se alejó caminando y vociferando a su teléfono y dejé de oírla. También de verla, pues se confundió entre la multitud que esperaba la hora de la salida.